Los seis pueblos de Portugal que no puedes perderte
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Los seis pueblos de Portugal que no puedes perderte

Seguro que si te proponemos una escapada a Portugal, los primeros destinos en los que piensas son Lisboa y Oporto, ¿verdad? Normal, ya que estas dos ciudades se han convertido en los centros neurálgicos del turismo luso. Dos ciudades tan mágicas y sorprendentes que te recomendamos visitar si no lo has hecho antes. Pero hoy no vamos a hablarte de ellas sino de otras pequeñas localidades portuguesas llenas de encanto, ideales para realizar un viaje diferente, más relajado. ¿Quieres conocer los seis pueblos de Portugal que te recomendamos?

Seis pueblos de Portugal llenos de encanto.

1.- Lindoso

Su nombre es toda una declaración de intenciones. Este pueblecito se encuentra en el parque nacional de Penda-Gerês y una de las cosas que más te sorprenderá es que cuenta con más de 50 hórreos (aunque en Portugal se denominan espigueiros). También cuenta con un castillo medieval, además de callejuelas muy bonitas e  imponentes bosques que rodean el municipio.

2.- Cacela Velha

Este es otro de los pueblos de Portugal menos conocidos que te animamos a visitar. Está situado en el parque natural de Ría Formosa, sobre una colina y protegido por una muralla que fue fortaleza en el siglo XVIII. Lo más llamativo son sus casitas blancas con detalles azules muy propias de la arquitectura portuguesa, aunque con un toque de influencia árabe. Muy cerca se encuentran algunas de las playas menos concurridas del Algarve que hacen que la visita a este pueblecito sea inmejorable.

3.- Belmonte

Es uno de los pocos lugares de la península Ibérica donde la cultura y las costumbres judías estuvieron más tiempo vigentes, algo que se nota a día de hoy. Si quieres conocer la fascinante historia de las familias de este lugar, puedes visitar el Museo Judaico de Belmonte. No te pierdas tampoco el castillo del siglo XIII o la iglesia románica de São Tiago, además de las pequeñas callejuelas que hacen que el municipio tenga tanto encanto.

4.- Amarante

Amarante es uno de los tesoros ocultos del norte de Portugal. Es un pueblo de calles estrechas, mansiones del siglo XVII con balcones de madera pintados en tonos vivos con muchas plantas. El resultado son unas calles tan bonitas que parecen sacadas de una película. Junto a la iglesia de São Gonçalo, está el museo de Amadeo de Souza-Cardoso. Este pintor, uno de los artistas portugueses más influyentes del siglo XX, nació en Amarante, y hay una colección de su obra cubista expuesta aquí. 

5.- Azendhas do Mar

Otro de los pueblos de Portugal más desconocidos que no puedes perderte. Un lugar tan pintoresco como bonito, que se caracteriza por su disposición sobre una colina en la que destacan las casitas blancas de tejados rojos. Está muy cerca de Sintra y de Lisboa, por lo que tiene muy buenas comunicaciones, lo que está haciendo que cada día sea más visitado, especialmente por turistas que buscan un lugar tranquilo y con buenas vistas al mar. Tiene rinconcitos mágicos, callejuelas empedradas, playa y una ubicación privilegiada.

6.- Évora

A poco más de una hora de Lisboa, se encuentra el pueblo de Évora. Tras sus murallas romanas se esconde una imagen de postal que resume la estética de esta zona de Portugal: callejuelas empedradas, fachadas blancas con toques de color en amarillo o azul y preciosas iglesias entre las cuales se encuentra la catedral medieval más antigua del país. Todo parece sacado de un cuento: no encontrarás construcciones modernas, ni edificios altos, ni nada que te recuerde a tu vida de ciudad. Y aunque a Évora no le faltan visitantes, la población ha conseguido que su encanto siga intacto, y el ambiente no deja de ser apacible a la par que acogedor. Imperdible la Capilla de los Huesos y el templo de Diana, un icónico edificio clasificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. 

¿Conocías estos seis pueblos de Portugal que hoy te hemos acercado? Si no es así, desde nuestro blog de viajes te recomendamos visitarlos, aunque sea de paso, porque su originalidad y belleza hace que merezcan mucho la pena.